Como sabéis, queremos que conozcáis un poco más a cada uno de los profesionales que forman el Grupo Pediátrico Uncibay y hoy es el turno de nuestra compañera Ana Romero, cuya parcela de trabajo se centra en los neonatos. La Dra. Romero nos responde a una serie de interesantes cuestiones.

 

ana romero

¿Podrías indicarnos, en líneas generales, qué cuidados necesita el recién nacido? 

Los recién nacidos sanos, aunque no presenten ningún problema, requieren una serie de cuidados más o menos rutinarios  y una valoración de la correcta instauración de la alimentación.

Cuidados de la piel: al nacimiento la piel del neonato está recubierta de una materia blacogrisácea denominada vérnix caseosa, que puede persistir durante varios días, sobre todo localizada en los pliegues. No es necesaria la limpieza a fondo de todo el vérnix ya que tiene, según algunos autores, una función protectora frente a las infecciones y nutritiva de la piel. Es frecuente que la piel del recién nacido se descame, necesitando en ese caso la aplicación de aceites o lociones hidratantes. Otro hallazgo frecuente a vigilar es la adquisición de un  tinte amarillo de la piel (ictericia).

El ombligo: se limpia diariamente, con agua y jabón, durante el baño. Para favorecer su cicatrización y prevenir infecciones, debe mantenerse siempre seco y limpio. No es necesaria la adición posterior de un antiséptico tópico (clorhexidina al 4%  o alcohol del  70º), desaconsejándose los antisépticos iodados. Si se nota maloliente o presenta supuración, debe consultarse a un pediatra. El cordón se caerá entre los 5 y 15 días de vida y es conveniente seguir limpiando de la misma forma la cicatriz hasta que esté bien seca.

La alimentación aconsejada para el recién nacido, si no hay contraindicación, es la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida. Se empezará tan pronto como sea posible y el amamantamiento se hará “a demanda”, siempre que el niño lo pida, de día y de noche. Se evitarán los suplementos (agua, sueros orales o fórmulas lácteas) que no sean estrictamente necesarios. La leche materna es el alimento ideal para los recién nacidos y   lactantes, pues le aporta todos los nutrientes que necesitan para un desarrollo sano y anticuerpos para protegerles de enfermedades frecuentes, entre otros beneficios.

Los paseos del bebé son  muy importantes para su salud. Se aconseja un paseo diario desde el alta hospitalaria, debido a que la exposición lumínica favorece la síntesis de vitamina D. Hay que aprovechar las horas de sol en invierno y evitar las horas centrales del día y la exposición directa al sol durante el verano.

En cuanto a la ropa: los vestidos del recién nacido han de ser holgados y preferiblemente de algodón. Hay que evitar la sudoración: el niño no necesita más ropa de la que puede precisar un adulto, aunque a menudo tengan las manos y los pies fríos, esto se debe a inmadurez de su sistema circulatorio.  Se deben de evitar las prendas de lana en contacto directo con la piel, ya que puede ser irritante, también el uso de imperdibles, lazos, botones, cintas o cordones o prendas que suelten pelo o pelusa. La ropa debe lavarse con jabón neutro para ropa delicada, sin utilizar lejía ni suavizante.

 

Seguridad en el coche: A la hora de subirle al automóvil, el niño pertenece al Grupo 0 de Seguridad Infantil (por debajo de 10 Kg). Se debe usar una silla homologada para este grupo, etiquetada con una E de color naranja, dispuesta en sentido contrario al de la marcha (mirando hacia atrás) y sujeta con el cinturón de seguridad del vehículo. Nunca se coloca la silla del bebé en el asiento delantero si se dispone de «air bag» para el acompañante.

 

¿Es necesario bañar a nuestro recién nacido a diario?, ¿cuánto tiempo debe durar el baño y cuál es la temperatura ideal del agua para el bebé?

El baño puede ser diario y desde el primer día de vida. El agua será templada, en torno a los 36ºC (35-37ºC) y hay que comprobar antes que sea agradable metiendo el codo  en el agua. La temperatura de la habitación será cálida (22-24ºC) y sin corrientes. No es necesario llenar la bañera, basta con 10-15 cm de agua y un baño de pocos minutos para el recién nacido. Se usan jabones suaves y en  muy poca cantidad, usando el mismo agua para aclararle. El cordón umbilical se lava junto con el resto, secándolo bien posteriormente. La región del pañal puede lavarse hasta con cada cambio de pañal con una esponjita fina y agua sola o con un jabón suave, desaconsejándose el uso continuo de las toallitas húmedas.

 

Indícanos algunos consejos para la preparación del biberón.

En caso de utilizarse, se hará con una fórmula adaptada. Debemos insistir en la higiene de las manos antes de preparar el biberón. Los biberones y tetinas se hierven antes de cada uso durante el primer mes de vida, después se hará diariamente. En el caso de utilizar agua mineral natural, no es necesario hervirla para desinfectarla.

La cantidad de leche por toma, así como los incrementos sucesivos, dependen del apetito del niño, manteniendo siempre la proporción de 30 c.c. de agua por cada cacito raso de polvo. En el biberón se pone primero el agua y después se añade el polvo. Se puede calentar en un microondas, teniendo la precaución de agitarlo suavemente una vez calentado y siempre comprobando su temperatura antes de ofrecérselo al bebé. Si no se ha consumido todo en el plazo de dos horas, hay  que desechar el resto.

 

¿Podemos aliviar el cólico del lactante?

La definición más extendida del cólico del lactante es un llanto intenso al menos 3 horas al día, 3 días a la semana durante al menos 3 semanas, en un bebé sano y bien alimentado. Es  bastante frecuente, en torno a una cuarta parte de los niños lo padecen.

Lo más importante es entender que es un trastorno benigno que desaparece por sí solo hacia los 4 meses de edad.

Se aconseja que tras comprobar que el bebé está limpio y no tiene hambre, se tome  en brazos para reconfortarlo, intentando transmitirle tranquilidad. Un suave masaje en la espalda o en el abdomen puede ayudar. Algunos se encuentran más a gusto envueltos en una manta y en contacto estrecho con su cuidador, mientras que otros prefieren estar más libres. A veces el llanto se calma meciéndolo suavemente, columpiándolo en una hamaca o dando un paseo en su cochecito o en el automóvil.

Si el bebé hace las tomas con mucha avidez es posible que trague demasiado aire. Para ayudarle a eliminar los gases hay que sujetarlo unos minutos después de la toma en posición vertical para que pueda expulsarlo. Si toma leche materna, es importante asegurarse de que el bebé vacíe bien un pecho antes de cambiarlo al otro porque así se sacia mejor.

Antes de hacer modificaciones en la dieta es conveniente consultar al pediatra. Algunos casos pueden deberse a una intolerancia a las proteínas de la leche de vaca, en cuyo caso mejoran rápidamente retirando los lácteos de la dieta de la madre (si le da el pecho) o utilizando fórmulas lácteas especiales.

Aunque existen diversos medicamentos y productos de parafarmacia, infusiones o productos homeopáticos comercializados para los cólicos del lactante, su eficacia es más aparente que real, similar a la que se consigue usando un placebo, pues los cólicos también se interrumpen y acaban desapareciendo por sí solos. Algunas plantas naturales, como el anís estrellado, pueden ser peligrosas, pues administradas en exceso provocan intoxicaciones graves.

 

Desgraciadamente, en nuestro país se estima que se producen cien casos de muerte súbita de bebés lactantes al año. ¿Existen factores de riesgo o pautas para reducir el riesgo de producción de este síndrome?

El síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), se define como “muerte súbita de un niño de menos de un año de edad, que ocurre aparentemente durante el sueño y que permanece sin explicación después de la realización de una minuciosa investigación postmortem”.

Se han establecido como factores de riesgo  dependientes de la madre el tabaquismo, la edad menor de 20 años y el consumo de drogas. Factores de riesgo dependientes del niño la prematuridad y bajo peso al nacimiento, ser hermano de una víctima de  SMSL, la gemelaridad y los antecedentes de apnea. En cuanto a los ambientales la posición en decúbito prono durante el sueño, las superficies blandas y el colecho.

En cuanto a factores protectores se consideran la lactancia materna, la vacunación, compartir la habitación con el niño  (pero no la misma cama),  la temperatura y aireación adecuadas de la habitación y el uso del chupete.

 

 

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1 comentario en “Conociendo al Grupo Pediátrico Uncibay: Ana Romero, especialista en NEONATOLOGÍA”

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