La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado dos estudios en los que, por un lado, alerta de la lenta lucha que están teniendo muchos países de Europa para combatir la obesidad infantil y, por otro lado, del bajo nivel de lactancia materna que hay, a pesar de que se ha demostrado que esta práctica reduce el riesgo de obesidad.

«Cuanto más tiempo se amamanta a un niño, mayor es su protección contra la obesidad. Este conocimiento puede fortalecer nuestros esfuerzos en la prevención de la obesidad. Actuar sobre la obesidad infantil, incluida la obesidad severa, puede tener importantes beneficios, no solo para la salud y el bienestar de los niños, sino también para los sistemas nacionales de atención de salud, por lo que debemos hacer todo lo posible para promover y proteger la lactancia materna en toda la región», ha dicho el director de la División de Enfermedades No Transmisibles y Promoción de la Salud a través del Curso de Vida de la OMS/Europa, Bente Mikkelsen.

La obesidad grave en los niños se asocia con resultados cardiovasculares, metabólicos y otros negativos para la salud inmediatos y a largo plazo. De hecho, cuando se comparan niños con sobrepeso con niños con obesidad severa, estos últimos tienen un perfil de factor de riesgo cardio-metabólico mucho peor.

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