Demostrada la capacidad de inmunización de una nueva vacuna viva atenuada frente al virus respiratorio sincitial (VRS) en roedores

 

El virus respiratorio sincitial (VRS) es un paramixovirus causante de infecciones en el tracto respiratorio de pacientes de todas las edades. Un VRS que, sobre todo, es responsable de la bronquiolitis, infección respiratoria aguda que padecen hasta un 80% de los niños de nuestro país durante sus primeros dos años de vida. El problema es que esta bronquiolitis, si bien suele cursar con síntomas leves en gran la mayoría de los casos –por lo general se acompaña, cual catarro común, de tos, exceso de mucosidad, congestión nasal y fiebre baja–, puede resultar muy grave, e incluso mortal, en determinados grupos de riesgo, caso de los menores de dos años que han nacido de forma prematura o tienen síndrome de Down, una cardiopatía congénita o una enfermedad pulmonar crónica. Todo ello sin olvidar que hasta una de cada cuatro consultas por bronquiolitis acaban en la hospitalización del bebé. Sin embargo, aún a día de hoy no existe una vacuna para el VRS. O así ha sido hasta ahora, dado que investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory en Atlanta (EE.UU.) podrían haber dado con la clave para lograr la ansiada vacuna frente a este virus.

Como explica Martin Moore, director de esta investigación publicada en la revista «Nature Communications», «nuestro trabajo demuestra que es posible atenuar el VRS sin perder ninguna inmunogenicidad. Así, hemos desarrollado una vacuna viva atenuada muy prometedora que merece ser evaluada en ensayos clínicos con seres humanos».

 

Buscar el equilibrio

 

En el último medio siglo se han desarrollado numerosos estudios con el objetivo de hallar la manera de prevenir la infección por el VRS y, en consecuencia, la bronquiolitis en bebés. Y para ello, los investigadores han tratado de desarrollar una vacuna viva atenuada frente al VRS, es decir, una vacuna en la que el virus se encuentre atenuado –esto es, debilitado– para que no sea capaz de causar la enfermedad pero, asimismo, provoque una respuesta inmune  confiera protección –o ‘inmunidad’– al paciente frente a una posible infección por el virus.

 

A día de hoy hay muchos ejemplos de vacunas vivas atenuadas, caso de las del sarampión, la poliomielitis o la gripe –si bien esta última debe ser ‘actualizada’ cada año dada la gran capacidad de mutación del virus–. Sin embargo, no hay ninguna viable para el VRS. Y esto, ¿por qué es así? Porque todos los trabajos para lograr desarrollar un virus atenuado han resultado infructuosos: o bien el virus no se encontraba lo suficientemente debilitado, lo que acaba provocando la enfermedad –que además resultaba más grave que la causada por la infección natural–, o bien estaba tan ‘atenuado’ que no era capaz de estimular una respuesta inmune. Es decir, nunca se ha alcanzado el necesario equilibrio.

Como refiere Martin Moore, «alcanzar el equilibrio supone un auténtico reto. El debilitamiento del VRS por pasajes seriados en cultivos celulares no ha funcionado de manera satisfactoria. Además, y por lo que respecta específicamente al VRS, el virus natural tampoco induce una gran inmunidad por sí mismo».

Entonces, ¿qué han hecho los investigadores del nuevo estudio para lograr este equilibrio? Pues han diseñado un VRS en el que han potenciado la producción de una proteína –la proteína ‘F’, de ‘fusión’– que juega un papel clave en la capacidad del virus para entrar e infectar a las células del huésped. Y para ello, han inducido mutaciones en el gen viral que codifica la proteína F, lo que además ha posibilitado que el virus sea más estable con respecto al calor –un aspecto importante de cara a la producción, distribución y almacenamiento de la vacuna.

 

Lista para su evaluación en humanos

 

Evidentemente, la clave para el desarrollo de una vacuna atenuada no es fortalecer el virus –como sucede, en este caso, con la potenciación de la producción de la proteína F–, sino debilitarlo. Así, los autores también han eliminado o atenuado distintos genes implicados en la promoción de la infección o en la supresión del sistema inmune. Es más; también han ‘reescrito’ algunos de los genes del virus para evitar que pueda mutar a su forma original. El resultado es la nueva cepa ‘OE4’, que ha demostrado una gran capacidad a la hora estimular la producción de anticuerpos por el huésped.

Los análisis por microscopía electrónica han constatado que la cepa OE4 se comporta de manera similar al VRS natural –con la excepción de una producción de mayores niveles de proteína F y de menores niveles de una proteína denominada ‘G’–. Pero, ¿es realmente eficaz? Pues sí, cuando menos en modelos animales –ratones y ratas algodoneras–, en los que se observó una protección total frente a sucesivas infecciones por el VRS natural.

Como concluye Martin Moore, «el próximo paso será producir un lote clínico de la vacuna y desarrollar un estudio en Fase I para evaluar su seguridad y eficacia en bebés».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio