En ocasiones, los padres colaboran en ese miedo que los niños le tienen a los pediatras, amenazas como ‘te llevaré al médico para que te pinche’ posiciona al niño a que en la clínica le harán daño. Antes de una visita le explicaremos al pequeño para qué se va a al doctor, y una vez que se salga de la consulta no se le sobreprotegerá diciéndole ‘¡Pobrecito!, ¿Qué te han hecho?’.
Si el niño se resiste no hay que aplicarle fuerza para pasar a que le exploren, sino dialogar con él para que coja confianza.
Los pediatras, por su parte, calentarán el instrumental un poco antes de ponerlo sobre la piel del niño, parra que no se sobresalten, y le comentarán lo que hacen en cada momento, además, suelen tener en su consulta algún objeto o juego que distraerá a tu hijo.